31 dic 2010

Allá va Ayala




El histórico defensor de la Selección le dijo que no a la oferta de renovación de Racing y le puso fin a una carrera de 19 años. Es el adiós del mejor central de las dos últimas décadas.
Lo intentaron convencer hasta que marcó el último número del celular de Miguel Angel Russo. Quizá ya era tarde. Su duelo había llegado al día 18, el del final, y sólo su nucleo familiar compartió los últimos momentos de Roberto Ayala como jugador profesional.
El Ratón se aisló apenas terminado el campeonato y no volvió a tener contacto con el exterior. Ni los dirigentes, que le habían ofrecido un año más de contrato con una baja considerable en su salario, ni el entrenador lograron comunicarse con el defensor hasta las primeras horas de ayer. Intuían que Fabián, como siempre le gustó que lo llamen, no sólo analizaba la posibilidad de no seguir en la Academia. A los 37 años, sus últimos gestos, que por la voracidad del medio no fueron vistos y/o entendidos, ahora cifraban una combinación perfecta. Todos sus botines que había regalado a los chicos de la pensión cuando se despidió del vestuario el último domingo de fútbol, cada palabra que les brindó a sus compañeros de zaga y hasta la última nota que brindó en actividad (justamente a este diario) ahora brotan, germinan, comienzan a tener valor. Más todavía los últimos actos de grandeza que tuvo con Russo y con la cúpula directiva. A su último técnico le explicó que no necesitaba que le garantizara titularidad y no le interesó que los dirigentes le ofrecieran menos de la mitad del contrato ya vencido. “No pasa por ahí. Ni por la plata ni por ser titular. Tiene que ver conmigo”, fue el mensaje que les llegó a todos.
Tal vez la falta de una propuesta que seduciera al ex capitán de la Selección fue lo que terminó por retirarlo de las canchas. El 3 de este mes, el Ratón había dicho en Oléque “Si es por lo físico estoy bien. Lo más fácil sería decir basta, pero quiero terminar jugando”. Pero su rol en Racing, de líder y consulta permanente, no fue todo lo que él deseaba cuando llegó hace un año desde Zaragoza. Jamás logró afianzarse como titular, apenas jugó 16 partidos y sufrió cada vez que el equipo no pudo darle un sostén a su falta de velocidad. Ahí se comienza a entender por qué llamó a Russo para agradecerle su propuesta de continuidad pero que no aceptó. Así como tampoco el sondeo de Huracán ni la posibilidad de retirarse en Ferro, el equipo que lo vio debutar en Primera y que luego lo catapultó a River. “Se va uno de los mejores profesionales que hemos tenido desde que asumimos. Una gran persona y un gran jugador. Es un orgullo que haya vestido la camiseta de Racing”, le dijo a Olé el presidente Rodolfo Molina, resumiendo el pensamiento de todo el club. Sus compañeros, por caso, siempre lo tomaron como la palabra más autorizada y, luego de un necesario período de conocimiento, hasta se animaron a hacerle bromas como a uno más. “Al principio nos daba vergüenza porque es un jugador de nivel mundial, pero después hasta lo jodíamos con la ropa”, supo decir Claudio Yacob, el capitán que compartió habitación en cada concentración y quien le atribuye al Ratón gran parte de responsabilidad por su muy buen presente.
Racing será entonces la última foto que tendrá el central en su extensa trayectoria. Quizás algo eclipsado por su último año en Argentina, con el tiempo se entenderá que en Avellaneda se retiró el mejor defensor central que tuvo Argentina en los últimos 20 años y el mejor de la historia del Valencia, club en el que brilló durante siete años al ganar dos ligas y una Copa UEFA. Para nuestra selección, Ayala fue una pieza inamovible y por eso fue convocado a tres Mundiales (Francia 1998, Japón-Corea 2002 y Alemania 2006). Si bien su mayor deuda quedó con la Selección Mayor, en Atenas 2004 fue el capitán de el equipo juvenil que logró la primer medalla olímpica de oro para el país y fue dos veces subcampeón de América. Además, es el segundo jugador de la historia con más presencias en la Selección (115 y siete goles) y sólo es superado por su eterno amigo Javier Zanetti.
Su gran amor por la profesión y su intachable conducta le tendrán siempre abierta una puerta en Racing. Es tal la relación que forjó con los dirigentes y los jugadores que no es descabellado pensar que Ayala podría tener, en un tiempo, un futuro ligado al club. Si bien el defensor reconoció que por el momento no le interesa ser técnico, sí le gustaría seguir estando cerca del fútbol. “El respeto de un colega es lo mejor que me puedo llegar del fútbol”, fue la última frase de su última nota. Como una premonición, Ayala cerró ayer una carrera brillante. El último gran mariscal, también Roberto, se retiró en Racing.

Fuente: Olé

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